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Quiero esto en mi Blog!

viernes, 30 de diciembre de 2011

Voy a publicar otra historia pero esta es para un concurso

HOLA!!!
Bueno creo que el título de la entrada ya lo explica bien pero aquí voy a profundizar.
1º No tiene que ser más de 10 páginas.
2º Los temas que más importantes me parecen los he puesto en una encuesta.
3º También pondré otra encuesta para el nombre de la chica y el chico protagonistas.
4º Cuando lo hayáis decidido lo publicaré y denme vuestra opinión (aunque sea mala) así espero mejorar.


Muchos besos.
Lola. 


De momento solo he puesto esto:

Ella no sabía por qué.
Sólo sabía el dónde y el cuándo.
Mañana a las 17:55 en la plaza mayor.

Capitulo 5: A menos de 20 centímetros de distancia

Capitulo 5: A menos de 20 centímetros de distancia.


-¿Qué desea?-preguntó un chico rubio con acento francés.
-“Aclararme la mente y olvidar todo”-pensó Ainhoa.
-Un café con leche, por favor-dijo la chica rubia. El chico puso en la mesa el vaso de plástico y sirvió el café. El chico miró a Ainhoa. Pensó y preguntó:
-¿Por qué estás aquí? ¿Algún familiar enfermo?
-No… Estoy acompañando a una amiga. Su hermano está enfermo. ¿Te gusta trabajar aquí?-preguntó Ainhoa cambiando de tema.
-La verdad es que no, pero… necesitó pagarme la carrera.
-Ah… ¿Y qué estudias?
-Filología inglesa-el camarero miró hacia la máquina de hacer cafés. Ya estaba hecho. Se lo sirvió. Ainhoa rebuscó en su bolso y cogió su cartera.
-Gracias ¿Cuánto es?
-Nada. Invita la casa.
-No insisto en pagar el café.
-¡Qué no! Invitó yo.
-Bueno,… Pues muchas gracias…- Ainhoa se acercó para que el chico la oyera mejor-¿Cómo te llamas?
-Manuel ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
-Ainhoa.
-Bueno pues Ainhoa espero verte por aquí pero que el hermano de tu amiga se mejore.
Ainhoa cogió el café Mientras se alejaba sentía la mirada de Manuel clavada en su nuca. ¡Qué majo! La chica se sentó al lado de Alberto. Cuando se sentó a su lado recordó por qué estaba ahí y se deprimió un poco.
-Alberto… ¿por qué pasan estas cosas?-preguntó Ainhoa.
-No lo sé-contestó honestamente Alberto.
-¡Un niño pequeño que esté en coma es antinatural!-exclamó Ainhoa. Alberto pensó qué podría hacer para consolarla. Le gustaría que fuera con sus besos, caricias, abrazos,… Pero no. No podía. ¿Por qué la vida podía ser tan cruel?
Ojalá Ainhoa tuviera cinco años más él seguía teniendo 25 y ella tendría 19 años. Pero no. Ella tenía 14 años. ¿Cuándo los cumpliría?
-Tranquila, Ainhoa. Se pondrá bien.
-Alberto… Sé que eres mi profesor pero me puedes dar un abrazo-pidió tímidamente Ainhoa. Él se acercó y la abrazó. Le dio un beso en la frente. Se arrepintió al momento. Fue un acto-reflejo. Ainhoa se separó un poco de él y clavó sus ojos azul celeste en los ojos azules de él. Los dos sentían la necesidad de besarse. Se acercaron mucho. Sus bocas estaban a menos de 20 centímetros. Se acercaron un poquito más y…
-¡Anda! ¡Estáis aquí!- exclamó alguien a su espalda. Se separaron rápidamente. Los dos miraron hacia donde provenía la voz. Alberto al contrario que Ainhoa no lo conocía al chico que acababa de entrar a la cafetería.
Era Lucas.
Acompañado de Aarón.
Ainhoa se estremeció al recordar la última vez que se había visto.
-Hola, Aarón… y Lucas.
-Lo siento si interrumpimos algo-dijo Lucas con una sonrisa maliciosa.
-No interrumpís nada-dijo ella enfadada. Hubo un silencio incomodo. También había una tensión que  se podía cortar con un cuchillo.
-¿Dónde están Hugo y Silvia?-preguntó Aarón intentando iniciar una conversación.
-No lo sé. Se habrán ido a dar un paseo-respondió Ainhoa.- ¿Cómo está Rubén?
-Bien dentro de lo que cabe-respondió Lucas. Ainhoa se alegraba de que Rubén estuviera bien. Pero quería quedarse a solas con Alberto. Lucas miró atentamente al profesor. No para de preguntarse quién era. La chica y Aarón al ver cómo miraba el hermano mayor de Sarah al profesor de geografía decidieron en un pacto silencioso presentarlos.
-Lucas este es Alberto-dijo Ainhoa.
-Alberto este es Lucas- repitió Aarón cambiando el orden de las palabras. Los dos se dieron la mano por cortesía. A ninguno de los dos le apetecía dársela en realidad.

Silvia y Hugo estaban paseando por los alrededores del hospital cogidos de la mano. Hugo la guiaba dentro de aquel lugar tan confuso. Se sentaron en un sitio donde daba el sol. Silvia miro a Hugo cariñosamente. Estaba tan enamorada. Antes de conocerlo los tíos eran de amistad con derecho a algo más cuando les apeteciera. Sin amor. Sin sentimientos. Con Hugo no.
-Silvia… ¿Quieres salir conmigo?-preguntó Hugo directamente.
Silvia lo besó a modo de respuesta. Parecía que hacía siglos desde que le hacía confesado a Ainhoa su amor por Hugo y solo hacía unas cuantas horas. Aprovecho el momento y siguió besando a Hugo durante un largo rato.
-¿Por qué lloras?-preguntó Hugo.
-Porque te quiero Hugo-confesó Silvia.
Hugo le quito una lágrima que caía por su mejilla.
-Yo también te quiero, Silvia- y la besó dulcemente.

Espero que os guste.
Muchísimos besos.
Lola.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Capitulo 4: De cómo el hermano mayor de Sarah y Aarón encuentran la manera de consolar a la chica pelirroja. Parte 2

Sarah se acercó al mostrador. En él había una mujer de mediana edad con una maraña negro de pelo con ojos azules.
-Hola-dijo Aarón amablemente.
-Hola-respondió cortésmente la mujer.
-Perdone podría decirme cuál es la habitación de Rubén García Fernández-preguntó Sarah cansada de esperar.
La mujer miró a su ordenador. Tecleó el nombre del chico y lo encontró.
-Está en la habitación 411 ¿Qué son ustedes? ¿Familiares o amigos?-dijo la mujer mirando al grupo. Pero Sarah ya no contestaba. 411. Era igual que la fecha de nacimiento de su hermano pequeño. 4 de Noviembre del año 2000.
-Somos parientes-respondió Aarón al ver que Sarah no respondió. Él sabía que esa era la fecha de nacimiento de Rubén. Vio como su chica se mordía el labio inferior para contener las lágrimas que estaban a punto de surgir.
Aarón empujo ligeramente a Sarah para que avanzara hacia el ascensor. Sarah cada vez se encontraba más nerviosa. ¿Estaría bien su hermano? No. Estaba claro que si estuviera bien no estaría allí.


Cuando subieron a la cuarta planta, Sarah se encontró con su hermano mayor.
Lucas.
Tenía el mismo color de pelo que su hermana pequeña, sus ojos en cambio eran grises. Era nadador profesional. Sus padres siempre habían presionado a sus hijos para ser los mejores nadadores por eso tenía un cuerpo por el que Silvia babeaba cada vez que veía al hermano de Sarah. Le gustaba mucho ir por libre. Por esa razón se había mudado a un apartamento en el centro y había dejado de estudiar y empezó a trabajar como camarero de un bar. Su hermana la odiaba por eso. No la había protegido cuando ella la había necesitado, y ella no hizo lo mismo con su hermano pequeño. Lo cuidó y lo amó como si fuera su madre. En cambio su hermano mayor había pasado de Rubén.
-¿Qué haces aquí?-preguntó Sarah nada más salir del ascensor con Aarón. El grupo se había quedado en la cafetería hasta que ella los llamara.
El chico hizo que se sorprendía pero ella ya sabía que solo era un mísero truco.
-Mi hermano pequeño está en coma ¿por qué no iba a venir?-preguntó inocentemente Lucas.
-Aarón ¿nos puedes dejar a solas? Por favor-dijo Sarah. Aarón dudó un momento, Sarah se acercó a su oído y le susurró:
-Tranquilo, sé cuidarme sola. Bájate a la cafetería. Ahí está el grupo-antes de que Aarón replicara Sarah lo besó en la boca. Esto la tranquilizo bastante. Ahora estaba más segura de poder enfrentarse a su hermano mayor.-Adiós.
Aarón bajó por la escalera preguntándose si estaba haciendo bien dejando a Sarah con su hermano.

Cuando el chico se hubo ido Sarah se tensó un poco pero enseguida se recompuso. Su hermano fue el primero en hablar.
-Sarah… ¡Qué guapa estás! Y también has crecido mucho desde que no te he visto-dijo sonriendo.
-Si no te hubieras ido me habrías visto crecer-reprochó Sarah a su hermano.
-Sarah te juro que he cambiado ya no soy la persona detestable que era hace un año. Ahora soy otra persona. Estoy estudiando en la universidad pero sigo yendo a nadar. Soy responsable.
-Si te soy sincera no te creo pero me gustaría que me llevarás a la habitación de Rubén…-dudó un momento pero pregunto-¿Cómo está Rubén? ¿Cómo está papá y mamá?
-Rubén está bien dicen que lo más probable es que se despierte en unos días. Papá y mamá están destrozados pero… se alegran de que esté aquí.
-Bueno ellos te siguen viendo como su hijo pero yo te tengo calado.
Se pararon delante de una puerta. La 411. Lucas abrió la puerta. En el centro de la estancia estaba Rubén. Sarah no pudo contenerse y se puso a llorar. Se apoyó en su hermano mayor. Este la abrazó con fuerza. Él también había llorado pero en secreto.
Rubén estaba pálido. No se distinguía su rostro de las sabanas blancas. Su pelo seguía pareciendo una mecha roja. Respiraba gracias a un respirador. No parecía el mismo niño que esta mañana se había despertado con ganas de jugar un partido de fútbol.
Para que se juntaran dos hermanos, él más pequeño tenía que sufrir una enfermedad.
Sarah no podía parar de llorar. Unos brazos más la abrazaron no necesitaba saber de quién eran.
Aarón.
En realidad el chico nunca había bajado a la cafetería. Lo había estado “espiando”. No se fiaba de Lucas.
Estuvo así unos cuantos minutos, pero… termino por separarse. Miró a los dos chicos. Uno es su pilar ahora y otro lo fue cuando era más pequeña.
Aarón y Lucas. Lucas y Aarón.
Tan diferentes y tan iguales a la vez.
-Cariño… por favor no llores más-dijo Aarón.
-Cariño… pero ¿qué cursilería es esa?-preguntó Lucas. Sarah sonrió. Aarón sonrió a su vez, pero, le molestó que hubiera sido su hermano y no él el que le hubiera hecho sonreír.
-Es mi amor así la llamo cariño.
-Vale, vale, Don Romeo-bromeó Lucas. Sarah volvió a sonreír.
-Oye, oye ¡cuidado conmigo!-bromeó Aarón a su vez. Sarah rió hasta más no poder. Les agradecía mucho que la hicieran reír.
-Me podéis dejar a solas con Rubén, por favor-dijo Sarah en voz baja. Los chicos se miraron y asintieron a su vez. Antes de irse Lucas le dio un beso en la mejilla de su hermana y le susurró:
-He cambiado.
Aarón se acercó le dio un beso en los labios y otro en la frente. También le susurró al oído:
-Te quiero. Si me necesitas llámame al móvil.
Cerraron la puerta cuando salieron de la habitación. Sarah se acercó y se sentó en la silla al lado de la cama de Rubén. Estaba igual que cuando dormía. Le acarició el pelo. Empezó a llorar sigilosamente.

Lucas y Aarón cogieron el ascensor para bajar.
-¿Por qué Sarah te odia?-preguntó Aarón al pulsar el botón que indicaba el 0.
-No me odia. Sólo es así conmigo ¿vale? Novio perfecto.
-¿Eres así de borde con todo el mundo? Sé amable ahora. Están las amigas de tu hermana.
-Mira soy amable con quien me cae bien. Tú no. Sé que estas con Sarah por el interés. Seré amable con Ainhoa y Silvia. Ya las conozco de antes.
Llegaron a la cafetería. Estaban Ainhoa, Silvia, Hugo y Alberto.
Ainhoa sentía que Alberto era perfecto. Nunca había estado tan embobada con una conversación. Cada vez que hablaba con Alberto sentía que tenía que besarlo. Sus labios eran carnosos y rosas. Quería quedarse a solas con él. Tocarlo, acariciarlo, besarlo, estar juntos,… ser felices a pesar de la edad y que ella era su alumna y él su profesor.
Ainhoa no sabía que pensar. Era ilegal. Pero porque no soñar. Alberto era especial. Simplemente eso. Especial.

Hugo estaba celoso. Desde que estaban en el hospital no había cruzado palabra con Ainhoa. Solo había estado con Silvia. Ella lo miraba de una forma extraña. ¿Por qué Ainhoa solo miraba a su profesor? Se odiaba a sí mismo. Decidió que ahora pondría celosa a Ainhoa saliendo con Silvia.
-… Y así fue como conocí a Ainhoa- continuó Silvia.
-Calla.
-¿Qué?
Hugo besó a Silvia salvajemente. Como si necesitará aquel beso más que comer o dormir.

Ainhoa desvió la mirada y vio como Hugo besaba a Silvia. Por una parte se alegraba pero por otro estaba celosa. Muy celosa. Hugo había pasado de ella.

Lo que no sabía Ainhoa era que gracias a aquella circunstancia estaría más cerca de conocer el amor verdadero.

Siento no haberlo publicado ayer pero es que tengo asuntos que no puede desatender.
Gracias por esperar.
Besos.
Lola

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Feliz día de los santos inocentes

No seas malos este día pero si gastad todas las bromas que podáis.
Pasadlo bien.
Besos.

Capitulo 4: De cómo el hermano mayor de Sarah y Aarón encuentran la manera de consolar a la chica pelirroja. Parte 1

Capitulo 4: De cómo el hermano mayor de Sarah y Aarón encuentran la manera de consolar a la chica pelirroja.


Frío y estéril. Sin vida pero con ajetreo.
Era la opinión de Sarah  respecto a los hospitales. Pero tenía que ser fuerte. Se dirigió al mostrador de información de un grupo de lo más extraño. En el viaje, ella había estado abrazada a Aarón, su gran pilar en estos momentos.

Aarón sabía que Sarah no podía más con su alma. Él nunca la había visto así. Era una sombra de aquella chica feliz e imaginativa de la que él se había enamorado. Sus ojos verde esmeralda ya no brillaban igual. Ojalá la noticia del accidente de Rubén no la hubiera afectado tanto. Pero claro, era su hermano pequeño y ella era muy protectora. Él chico deseaba que fuera él quien sufriera no Sarah. Pero por desgracia sabía que no podía ser así.

Ainhoa había descubierto el lado humano de su profesor de geografía. Empezaba a sentir cosa que no era normal que una alumna sintiera hacia su profesor. Había que se estaba empezando a enamorar pero también estaba Hugo…
Hugo era más de su edad, simpático, atractivo, buena gente pero… No soportaba lo entrometido que podía llegar a ser o también las decisiones tan drásticas que tomaba. Como por ejemplo la decisión de acompañarlas al hospital. Se sentía vigilada. En cambio Alberto era mayor que ella, era su profesor,… pero parecía sensible, dulce, cariñoso, listo. ¿Hugo o Alberto?


Hugo se sentía sucio. Había besado a Silvia en el coche de Alberto… Bueno no. Ella lo había besado a él sin su permiso. Claro que había sido él quien le había puesto un 9’5 y encima también le había dicho que lo que más le gusta de ella eran esos ojazos marrones sin fondo. Pero Ainhoa era… su amor. Le gustaba mucho su carácter y a Silvia no la conocía como a aquella chica rubia de ojos azul celeste. Ella era muy fácil saber cómo era. Silvia en cambio era difícil saber cómo era, qué  o a quién quería, cuáles eran sus sueños, emociones,…

Silvia estaba en cierta forma contenta. Hugo había respondido a su beso. Él estaba hecho para ella. Gracias al accidente del hermano de de Sarah a lo mejor podía conocerlo mejor. ¿Serían perfectos el uno para el otro? ¿O a Ainhoa también le gustaba? No era para ella. Costara lo que costara


Luego más tarde colgaré la segunda parte. Es que estoy muy ocupada.
Espero que les guste
Lola

martes, 27 de diciembre de 2011

Capitulo 3: De cómo las chicas van al hospital con dos personas inesperadas

Capitulo 3: De cómo las chicas van al       hospital con dos personas inesperadas


                                                                                                                                                                          


-Por eso estoy tan nerviosa y estoy deseando salir de clase-explicó Sarah. Ainhoa y Silvia estaban escuchando atentamente la historia del hermano de Sarah, Rubén.
-¿Y cómo vas a ir al hospital?-preguntó Ainhoa.
-No lo sé. No lo había pensado. ¿Cómo puedo ir al hospital? Aarón tiene su moto en el taller y yo no tengo carné porque tengo 15 miserables años. ¡Dios cómo me odio!
-¿Y si le preguntamos a Hugo?-preguntó Silvia interviniendo por primera vez en la conversación. Ainhoa la fulminó con la mirada. ¿No era capaz de dejar de pensar en él en esta situación? Pero a Sarah le pareció una buena idea. Estaba muy desesperada y necesita cualquier automóvil.
-Vale-contestó Sarah.
Ainhoa miró a su alrededor. Fue la primera en divisar a Hugo. Se estaba riendo con sus amigos. Eran la pandilla play, porque les gustaba y se tiraban horas jugando a la play station. Eran cinco chicos todos ellos había repetido 2º de la ESO. El más bajito y con más puntos negros era Ismael. Él que estaba a la derecha de Hugo estaba el “jugón” como lo apodaban en clase. Era muy delgado. Él que estaba en la izquierda de Hugo era el más mayor de todo, era Luis. Él que más callado era un chico bajito que se llamaba Lucas.
Ainhoa se dirigió hacia aquel grupo tan variopinto.
-Hola-dijo a aquel grupo-Hugo ¿puedes venir un momento?
-Sí-contestó Hugo con su gran sonrisa. Miró a sus amigos como disculpándose y siguió a Ainhoa a una zona apartada del pasillo.
-¿Tienes un coche aquí? ¿O, tal vez, una moto?-preguntó directamente Ainhoa. Por un momento Hugo se quedo en blanco. Tenía allí delante a una gran chica y él parecía un bobo. ¿Qué le estaba preguntando? ¿Tenía él una moto? No por lo menos eso cree. Cuando se recuperó contesto cortésmente:
-No, lo siento pero… ¿para qué quieres un coche o una moto?-preguntó
-Es para Sarah mi amiga-ante la cara de extrañado de Hugo empezó a describirla- la chica pelirroja con ojos verdes un poquito bajita pero con un cuerpazo.
-Ahhh pero… ¿para qué lo quiere?
-Tiene que ir al hospital su hermano está ingresado. ¿Conoces a alguien que tenga coche?-preguntó Ainhoa con impaciencia. Aquella conversación estaba durando mucho. Hugo se quedo pensativo. Durante unos segundos pareció que se había parado el tiempo y que solo existían ellos dos.
-Creo que el hermano de Leo podría llevarnos.
-¿Es que quieres venir?-preguntó Ainhoa extrañada.
-Claro quiero apoyar a Sarah, a Silvia y especialmente a ti-dijo Hugo.
-Entonces vamos en el coche del hermano de Leo ¿cuántas plazas tiene? Es que Aarón también viene.
-Pues creo que tiene 7 plazas-contestó él.
-Bueno creo que hablo en nombre de todas cuando te doy las gracias. Ah una cosa… ¿quién es el hermano…?
A Ainhoa no le dio tiempo a terminar la pregunta porque el profesor de música pareció por detrás de ella.
-¡Señores! ¿Qué hacen en el pasillo? ¡Vamos para adentro!-interrumpió el profesor de música. Los cogió a los dos y los llevó a clase.
Cuando entraron en clase todos estaban sentados. Sarah estaba sentada con Silvia detrás de Ainhoa y Hugo, seguía muy nerviosa por lo de su hermano. Silvia por el contrario se tensó cuando vio entrar juntos a una de sus mejores amigas y a su próximo novio, pero centró su atención en Sarah para que no la vieran así.
Ainhoa y Hugo se sentaron y la clase empezó. Disimuladamente la chica se echo hacia atrás.
-Sarah creo que podemos tener coche-susurró.
La aludida levantó la cabeza y sonrió. Era primera buena noticia que recibía de verdad en mucho tiempo.
-Gracias, Ainhoa-murmuró.


La clase se les hizo eterna a las chicas y a Hugo. Cuando sonó la campana Sarah ya estaba preparada para salir. Hugo sacó su teléfono móvil y llamó a alguien. Mientras Ainhoa y Silvia recogían sus cosas entró en clase Aarón. Besó a Sarah para tranquilizarla y la abrazó. Esto tranquilizó un poco a la chica pero no lo suficiente. Aarón miro a su alrededor. Al único que no conocía era al chico que estaba hablando por el móvil. Se acercó a Sarah y le preguntó al oído:
-¿Quién es el chico que estaba hablando por el móvil?
-Es Hugo y nos va a intentar conseguir un coche -explicó ella a punto de echarse a llorar. Aarón la abrazó con más fuerza y la besó en la frente.
Ainhoa y Silvia miraban nerviosamente como Hugo hablaba por el teléfono.
-Espero que Rubén esté bien-deseó Ainhoa. Silvia la miró. Deseaba al igual que su amiga que el hermano de Sarah estuviera bien. Pero también quería que Hugo la consolara en sus fuertes y firmes brazos. Hugo colgó y se giro hacia ellas.
-Está subiendo el hermano de Leo-dijo él. Todo el grupo se giró hacia Hugo. Ninguno sabía quién era el hermano del tal Leo. La puerta de clase se abrió y todos se sorprendieron, excepto el chico de ojos negro azabache.
Era el profesor de geografía. Era Alberto.
-Venga, chicos. Vamos a mi coche-dijo Alberto-¿En qué hospital está tu hermano Sarah?
Sarah no reaccionó se quedó en blanco. ¿Su profesor de geografía era quien le iba a llevar al hospital? Aarón le dio un empujoncito para que ella reaccionara.
-En el Hospital General-dijo ella recuperando la voz. Todos salieron de aquella clase y siguieron a Alberto a su coche.
El automóvil de Alberto era un Renault Mégane blanco de siete plazas. Ainhoa se sentó delante con él. Al profesor le encantó que su alumna se sentara con él en el asiento del copiloto. Sarah y Aarón sentaron juntos detrás del profesor y su acompañante. Silvia y Hugo al final del coche.
Ainhoa y Alberto iniciaron una conversación.
-¿Por qué nos llevas al hospital?-preguntó ella mirándolo fijamente. Alberto no contestó enseguida. ¿Qué le podía decir a su alumna?
-Porque no soporto ver a gente sufriendo y menos tan jóvenes. También porque mi hermano Leo me ha llamado a última hora diciéndome que Hugo necesitaba ir al hospital para ver a alguien. Luego cuando ha terminado la clase, Hugo me ha llamado diciendo que el hermano de Sarah estaba en coma y eso.
-Ah pero… ¿esto lo haces con todos tus alumnos?-interrogo ella
-No solo con los que me caen bien aunque claro… solo os conozco de un día pero… pobre Sarah.  Yo también pasé por algo así-al momento que dijo eso se mordió la lengua. ¿Por qué había dicho eso? Deseo que Ainhoa no preguntara nada
-¿Qué pasó?-preguntó ella. Deseo fallido.
-Nada. Mi madre tuvo un accidente de tráfico y murió tres días después que la ingresaran-Ainhoa pudo ver la tristeza y la nostalgia en los ojos azules de Alberto y se arrepintió de haber preguntado.-Pero bueno … la vida sigue.

Aarón consolaba a Sarah.
-Sarah cuando me llamó tu padre me dijo que estaba bien dentro de lo que cabe. Seguro que cuando llegamos está bien-dijo Aarón.
Ella abrazaba a él más fuerte cada vez que sentía ganas de llorar.
-Seguro que sí, Aarón. Si tú lo dices por algo será-murmuró Sarah. Él la besó en la frente. Se tranquilizó un poco pero no demasiado. Cada vez que estaban más cerca del hospital sentía que se ahogaba.

Hugo intentaba hablar con Silvia.
-Pobre Sarah ¿verdad?
-Sí. Oye ¿por qué estás aquí?-preguntó Silvia.
-Porque seguro que Sarah necesita todo el apoyo posible.
-Bueno vamos a jugar a una cosa ¿Ok?-Hugo asintió con la cabeza-Yo te digo nombres de chicas de clase y tú les pones nota. Sarah
-Un 8’5.
-Alma.
-Un 2’5.
-Ainhoa.
-Un 9.
-Yo.
-Un 9’5.
-¿Qué es lo que más te gusta de mí?
-Tus ojos.
Hugo sabía que se estaba adentrando en territorio prohibido pero es que Silvia era muy guapa pero ¿le gusta más Ainhoa? No le dio más tiempo a pensar porque Silvia le besó apasionadamente. 

Terminando el tercer capitulo

Hola!!
Estoy terminando el tercer capitulo. En este capitulo Sarah, Ainhoa y Silvia verán como pueden ir al hospital a ver Rubén. Hugo también intentará ligar con Ainhoa. Pero ¿cómo irán al hospital? y lo más importante ¿con quién?
Pronto lo colgaré.
Besos.
Posdata: ayer en Madrid genial pero ¡qué agobio!

domingo, 25 de diciembre de 2011

Lo siento

Disculpen pero mañana o hoy cuando lo lean no voy a poder escribir porque me voy a Madrid de viaje

Sorry

Capitulo 2: De cómo Sarah descubre algo terrible

Capitulo 2: De cómo Sarah descubre algo terrible


Sarah estaba inquieta, estaba deseando salir de clase. Era cuarta hora. Después del recreo parecía que el tiempo no corría. Durante el recreo había estado charlando con sus amigas.
-¡Dios existe!-exclamó Silvia nada más salir al patio.- ¡Y me ha escuchado!
-Menos mal que estabas enamorada de Hugo-dijo Ainhoa con una risa tímida.
-Ya pero… ¡Me lo pido!
-Eh no vale que me lo quería pedir yo-protestó Sarah.
-Bueno pero a cambio te ofrezco una apasionada historia de amor.
-¿De qué habláis?-preguntó una voz masculina.
Era Aarón.
Aarón era el novio de Sarah. Era el chico más alto de clase, tenía una media melena negra que le llegaba por los hombros y liso. Sus ojos, al igual que su pelo eran negros. Según Sarah era su media naranja. Aarón no era muy inteligente en realidad era un poquito tonto pero, según Sarah lo compensaba con su dulzura.
-¡Hola, cariño!-dijo Sarah nada más girarse.-Nada hablamos sobre el profesor de geografía, es que me lo voy a pedir.
-¡Eh! ¿Y yo qué?-preguntó Aarón atrayendo a la chica hacia sí.
-Bueno…Te elijo a ti-y lo besó apasionadamente. Sarah notaba que el corazón se le aceraba. Aarón era el amor más especial que nunca había tenido. Llevaban saliendo medio año. Pero ella le quería como el primer día que lo vio en 2º B. Ahora estaban en algunas clases juntos.
Cuando Aarón dejo de besarla se dirigió a Silvia y a Ainhoa. Les dijo:
-Voy a secuestrar un momento a Sarah-dijo cogiéndola de la mano sin dar tiempo a que las chicas contestaran.
Sarah se sentía feliz. Sentía que todo podía ser posible. ¿Cómo se podía querer tanto a una persona? ¡Dios! Aarón era lo mejor que nunca le había pasado.
Aarón llevó a Sarah a un lugar apartado del patio. Se sentaron con las espaldas apoyadas en el pabellón de hormigón. Era un alivio sentir frío en aquellos días tan calurosos. Aarón empezó a besar a Sarah en la boca. Ella sentía el corazón de él y el suyo latiendo al mismo ritmo. ¡Qué romántico! Cuando se separaron a Sarah le faltaba la respiración. 
-Te quiero-susurró Aarón a su oído. Sintió un escalofrío.
-Yo también te quiero, amor-dijo Sarah le volvió a besar pero estaba vez fue un beso tímido, dulce y cariñoso.
-¿Por qué me has traído aquí?-preguntó ella después de aquel beso mágico. Aarón endureció la expresión.
-Porque te quería decir una cosa…-dijo seriamente y sin mirarle a los ojos.
-Aarón me estás preocupando  ¿qué pasa?-preguntó ella nerviosamente. ¿Por qué tanto misterio? ¿Iban a cortar? ¡No, por favor! Sentía que le faltaba la respiración.
-Verás… Es que tu padre como no te localizaba me ha llamado a mí… Es sobre tu hermano.
-¿Qué pasa a Rubén?-preguntó al borde de un ataque de nervios. El hermano de Sarah se llamaba Rubén. Tenía 12 años. A diferencia de casi todos los hermanos ellos se llevaban bien. Su hermano iba al colegio pero estaba deseando ir al instituto con ella.
-Mientras iba al colegio…-Aarón no podía continuar se le rompía el corazón darle a su chica aquella noticia.
-¡Aarón! ¡Dime que le ha pasado a mi hermano!-exclamó Sarah medio llorando.
-A tu hermano le han atropellado-susurró Aarón.
Sarah no entendía lo que Aarón le quería decir. ¿Su hermano? ¿Atropellado? Su cuerpo reacciono antes que su mente. Se tensó y empezó a llorar pero ella no quería. “Sarah. A lo mejor no está muerto” pensó intentado animarse. Se recompuso y miro a él a los ojos fijamente.
-¿Está muerto?-preguntó temiéndose lo peor.
-No… pero está en coma-explico Aarón. Sarah sentía como el mundo se le venía encima. Un frío se extendía por su pecho. Necesitaba a Aarón se abalanzo sobre él y lo abrazo fuertemente. Lloraba. Sus lágrimas podían inundar un mundo. Su mundo.
El único consuelo de Sarah eran los fuertes y firmes de Aarón. Anhelaba que el tiempo volviera atrás. Que Rubén no estuviera en coma. ¿Por qué le había pasado aquello a su hermano pequeño? ¿Por qué no a ella?
-Sarah por favor no llores más si tu hermano dentro de lo malo está muy bien los médicos dicen que se va a recuperar y con lo fuerte que es él pronto estará dando guerra-dijo Aarón. Ella deseaba con toda su alma que fuera así.
Cuando dejo de llorar miro a su alrededor. Ya había sonado la campana. No quería volver a clase. Quería ir al hospital con Aarón a ver a su hermano. ¿Por qué su padre no la había recogido?
-Venga, vamos Sarah-dijo empujándola. Ella no podía más con su alma.
 
Ainhoa y Silvia estaban discutiendo animadamente cuando Sarah llegó a clase. Intentó olvidar lo que había pasado.
-¿Qué os pasa, chicas?-preguntó Sarah.
-Esta ¡Qué dice que soy la favorita del profesor de geografía!-exclamó Ainhoa roja. En realidad le gustaba que Silvia dijera eso pero no que lo proclamara a los cuatros vientos.
-Pero es que es verdad no has visto como no te quitaba ojo de encima en clase y ahora nos lo hemos encontrado-explico Silvia.
-Ah, ¿qué os ha dicho?-preguntó Sarah intentando olvidar el dolor que sentía en su corazón.
-Nada pero se ha comido a Ainhoa con los ojos… así que lo siento pero te tendrá que contar ella la historia de amor que te prometí.
-Bueno mientras tenga una historia-dijo Sarah sonriendo. El profesor de plástica entró a clase. Nuestras chicas se sentaron en sus sitios.
Ainhoa reflexionando sobre lo que había dicho Silvia. ¿Sería verdad? Alberto le gustaba pero… ¡Era su profesor! Seguro que era ilegal.
Silvia pensando en cómo podrá conquistar a Hugo.
Sarah pensando en cómo llegaría al hospital para ver a su hermano.

¡Feliz Navidad!

Les deseos que sus sueños se hagan realidad, que lo pasen con los suyos y sean felices. Of course!

Besos

sábado, 24 de diciembre de 2011

Capitulo 1: De cómo Ainhoa empieza el instituto

Capitulo 1: De cómo Ainhoa empieza el primer día de instituto


          Ainhoa abrió la puerta. El olor estudiantil le abofeteó la cara. Por una parte Ainhoa deseaba que ese olor le llegara pero por otra parte significaba olvidar el verano, su amor de verano, los cálidos rayos del sol bañando su piel de porcelana, salir con sus amigas cuándo y cómo quisiera,…
Ainhoa tenía 14 años. Era alta, rubia con destellos rojizos, tenía los ojos azul celeste, era muy delgada. Era cariñosa, amigable, carismática, muy romántica. Todavía no había tenido ningún flechazo pero estaba deseado tenerlo.
A su lado estaban sus dos mejores amigas Silvia y Sarah. Silvia era la más mayor del grupo de estas curiosas amigas, había repetido 1º de ESO y por eso se habían conocido. Era morena, alta, con ojos grandes ojos marrones muy expresivos. Era muy cariñosa, dulce, extrovertida y muy ligona. Del grupo era la que más novios o “rolletes” había tenido. Sarah era pelirroja con muchas pecas en la cara, tenía unos grandes ojos verdes que gracias a ellos poseía cierto misterio, era un poco bajita, tenía un cuerpo ejemplar por la natación y muy bien proporcionado. Sarah leía muchos libros y gracias a eso escribía muchos relatos.
Pasaron a su clase.  Allí estaba su tutor. Era Raúl. El joven profesor de gimnasio que tanto le gustaba a Silvia.
Ainhoa no podía comprender como le podía gustar un profesor.
Pero pronto descubriría que a ella también le podía pasar.

Después de que Raúl les hubiera asignado, Ainhoa estaba sentado en una mesa verde al lado de un chico que iba con ella a 2º de ESO. Según había oído se llamaba Hugo. Él tenía 15 años, era alto con un cabello moreno revuelto,  sus ojos eran de un negro azabache muy bonito que a Ainhoa le llamaban mucho la atención. Pero lo que Ainhoa pensaba que lo que más destacaba de él, eran sus manos. Eran grandes y fuertes tanto que podrían sujetar el mundo de Ainhoa.  Según suponía Ainhoa, él jugaba a balonmano.  
Ahora estaban en clase de Literatura. La profesora se estaba presentando. Claro era el primer día. Según había oído se llamaba Estela pero ya no se había enterado de nada más porque había estado toda la clase mirando disimuladamente a Hugo. Intentó entablar una conversación con él por eso se giro para mirarlo pero  él también se giro. Ella aparto la mirada rápidamente. Sentía que su corazón se aceleraba mucho. ¿Era eso un flechazo? Notaba como le faltaba el aire, el tiempo se pausaba, sus mejillas se enrojecían, sentía algo pero no sabía bien que era,...
         “Ainhoa, intenta hablar algo con él. Saca tu simpatía natural. Intenta conquistarlo. Seguro que es tu alma gemela.”
Inspiró suavemente y se giró hacia él otra vez.
-Hola-dijo ella con una sonrisa.
Él se giró al oír la suave vez de al lado. Hugo vio a una chica con un aura especial parecía tener brillo propio.
-Hola-dijo él.
-¡Qué rollo! Otra vez en el instituto ¿Te gusta venir aquí?-preguntó Ainhoa. “¡Qué pregunta más estúpida! ¿A quién le gusta venir aquí después del verano?”
-No mucho pero si conozco chicas como tú la verdad que estaría aquí todos los días a todas horas-dijo sonriendo.
La sonrisa de Hugo tenía brillo propio. Parecía un sol gigante haciendo su aparición después de una gran tormenta. Ainhoa se sonrojo pero se recompuso y contestó:
-Gracias tú también eres guapo-dijo en un susurro y sin mirar a Hugo. Ainhoa quería que la tierra se la comiera. ¿Había dicho ella eso? ¡Qué vergüenza! Notó que Hugo sonreía pero no se giro se intentó centrar en la clase de Literatura. Misión imposible. La conversación que había tenido con Hugo estuvo muy presente en sus pensamientos.
           ¿Sería aquel su primer flechazo? ¿Saldrían juntos? ¿Sería su alma gemela? ¿O un rollo igual que los de Silvia? La cabeza de Ainhoa bullía pero intentó no pensar en él.
         Lo que no sabía Ainhoa era que tendría más preguntas pero no solo sobre Hugo.

Riiing.
Sonó el timbre que anunciaba el final de la clase de Literatura. Hugo salió corriendo hacia el pasillo. Ainhoa anhelaba seguirle y de hecho iba a hacerlo pero alguien le agarro impidiéndole seguir a Hugo. Se giro y vio a Silvia agarrándola firmemente. Ainhoa intentó zafarse de ella pero no lo consiguió.
-¿Qué quieres Silvia?-preguntó Ainhoa con cierta molestia.
-¿Te gusta Hugo?-preguntó con gran seriedad Silvia.
-Me gusta Maldita Nerea, me gusta Bruno Mars, me gusta Lady Gaga, me gusta Oscuros, Cazadores De Sombra, Los Juegos del Hambre, me gusta salir con vosotras pero Hugo…-Ainhoa soltó una gran risotada antes de continuar:-Por supuesto que no

Ainhoa no entendía por qué había mentido a Silvia. Era la primera vez que mentía a una de sus mejores amigas. Se sentía sucia por dentro como quien acaba de robar.
-¿Seguro?-preguntó Silvia con la misma cara funesta.
-Sí-contestó Ainhoa con rotundidad.- ¿Por qué? ¿Te gusta?-preguntó mirándola fijamente a los ojos. Silvia no contestó enseguida. Dudó unos segundos pero finalmente confesó la verdad:
-Bueno al menos deja que lo intente.
-Ohh. Te has enamorado ¿verdad?-Ainhoa no espero a que a Silvia contestara y la abrazó muy fuerte. Cuando Ainhoa se separó de Silvia, vio que esta estaba llorando. La volvió a abrazar con más fuerza.
-Hola ¿qué os pasa?-preguntó extrañada Sarah al ver a Silvia llorando ella nunca lloraba.
-¡La mayor se nos hace más mayor!-exclamó Ainhoa al borde del llanto. Sarah se añadió al abrazo.


Cuando se calmaron un poco se fueron a una esquina de clase.
-¿Qué toca ahora?-preguntó Silvia poniendo ojitos.
-No lo sé, rubia recuerda que nos han dado hoy el horario así que…-Ainhoa no pudo porque Sarah exclamó a todo pulmón:
-¡Geografía!
-¡Bah! Seguro que el profesor es viejo, gordo, calvo, antipático y odioso. La mayoría de los profesores son así-se lamentó Ainhoa.
-Seguro. ¡Dios si me escuchas haz que nuestro profesor este bueno!-exclamó Silvia a pleno pulmón recuperando su antiguo humor.

Todo el mundo entro corriendo a clase. Cómo era el primer día había que causar buena impresión. Sarah, Silvia y Ainhoa volvieron a sus sitios. Silvia se acercó a Ainhoa y le susurró:
-¡Dios qué este bueno!

Hugo estaba allí sentado. Nada más verla se le iluminó la cara. Mostró su mejor sonrisa. ¿Estaba enamorada? No lo sabía lo único que sabía era que a Silvia sí le gusta. Era un plato prohibido. Ainhoa podía sentir la mirada de Silvia clavada en su nuca. Sintió un escalofrío. Pero sonrió a Hugo.

El profesor entró corriendo a clase con un mapa grande en una mano y en la otra la PDA que llevaban todos los profesores para pasar lista.

Ainhoa (al igual que todas las chicas de clase) se quedó con la boca abierta. El profesor era joven (Ainhoa solo le echa 25 años), alto con los ojos azules, rubio, delgado,… “Me he equivocado totalmente” pensó alegremente Ainhoa.
-¡Sí! ¡Gracias Dios!- exclamó Silvia en voz. El profesor la miró extrañado pero siguió con la clase.
-Hola-dijo el profesor de Geografía (que Ainhoa jamás había tenido).-Me llamo Alberto y soy vuestro nuevo profesor de Geografía.
Alberto mostró una gran sonrisa. Era blanca, tanto que tenía brillo propio.
-¿Estáis sentados por orden de lista?-preguntó Alberto mirando de reojo a Ainhoa.
-¡Sí!-respondió la clase al unísono.
-Voy a pasar lista ¿vale? Antonio Acevedo, Mónica Arredondo, Hugo Arregui, Alma Baeza,… Silvia Montes, Sarah Mora, Ainhoa Morales ¿Dónde está Ainhoa?  
-Aquí-dijo Ainhoa levantando la mano con mucha vergüenza.
-¿Y qué haces ahí?
-Me ha cambiado el tutor
-¿Por qué?
-Porque Alma quería mi sitio y yo desde allí no veo
Ainhoa se sentaba con Hugo en primera fila. La clase de Geografía pasó rápidamente para Ainhoa porque se tiró mirando al profesor de Geografía. Alberto lanzaba miradas de soslayo hacía Ainhoa.

No sabían los dos lo mucho que el destino los uniría.

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